lunes, 8 de mayo de 2006

Las cuatro nobles verdades del budismo



Justo después de su Iluminación, Buda expuso a los cinco ascetas el núcleo de su doctrina: las cuatro nobles verdades.

La primera noble verdad es Dukkha, lo contrario de Sukha, la felicidad. Dukkha es la sensación de imperfección y aflicción que nos acompaña durante toda nuestra vida. Es un estado universal y omnipresente, lo que significa que incluso en los estados de felicidad, siempre estará presente la aflicción que nos produce la consciencia de su fugacidad. Por lo tanto, nunca podremos ser completamente felices, en cuanto que somos mortales y comprendemos que las cosas son pasajeras.
La segunda noble verdad es la causa de Dukkha, el deseo. El deseo, la voluntad de acumular bienes o experiencias es la que nos lleva, entre otras causas complejas, a Dukkha. La sociedad nos enseña que debemos poseer cosas y personas pero cuanto más poseemos, mas fuerte es la sensación de aflicción, de imperfección, más aumenta el deseo. La satisfacción de un deseo crea normalmente otro de mayor intensidad.
La tercera noble verdad es la liberación de Dukkha, el Nirvana. Al contrario de lo que la mayoría de las religiones occidentales enseñan, Buda entiende que la capacidad de alcanzar el Summun Bonun del alma es posible en vida, en la vida terrena o Samsara. El que ha experimentado el Nirvana se halla libre de complejos y obsesiones. No se arrepiente del pasado ni cavila acerca del futuro, sino que vive totalmente en el presente. Aprecia todas las cosas y goza de ellas en el sentido mas puro, sin proyectarse en ellas. No busca ganancias ni acumula nada porque está libre de la ilusión del Yo y de a sed del devenir. Libre de deseos egoístas, de odio, del engreimiento, se presenta puro apacible, lleno de amor, comprensión y tolerancia con sus semejantes.
¿Y cómo se llega al Nirvana? A través de la cuarta noble verdad, Magga, el camino que lleva al Nirvana. Magga es un sendero que discurre por el medio de los dos extremos, el ascetismo y la vida dedicada al placer. Este sendero debe ser recorrido con la ayuda de los tres principios fundamentales: la ética, el control mental y la sabiduría. Es decir, en todas nuestras acciones debemos tener en cuenta que repercusiones que tiene nuestro comportamiento en nuestros semejantes (ética), en nosotros mismos (control mental) y en la realidad objetiva (sabiduría).

1 comentario:

Anónimo dijo...

te animo a que sigas escribiendo en tu blog habitualmente poruqe lo sigo regularmente desde hace un año y así y me mola tus entradas bastante... más q nada para que sepas eers leido y gustado... aupa